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Información General  Jueves 02 de Mayo del 2019 - 09:19 hs.                3276
  Información General   02.05.2019 - 09:19   
Abusos en la Iglesia.
Un entrerriano víctima del cura Ilarraz pidió al Papa que "reprenda con sentencia firme" a los abusadores.
Hernán Rausch, una de las víctimas y primer denunciante del cura Justo José Ilarraz, condenado a 25 años de prisión por "abuso y corrupción de menores" en Paraná, Entre Ríos, pidió hoy al papa Francisco que "deje de encubrir con su silencio" a los abusadores y los "reprenda con sentencia firme", con motivo de la reunión que el pontífice mantendrá este jueves con 30 obispos argentinos.

En una carta que hizo llegar a Télam, titulada "Reprensión", Rausch afirma que "el perdón no exime la culpabilidad y reprimenda", y llama a Jorge Bergoglio a "sumar al perdón la acción concreta y sólida contra causas de soborno e inmoralidad, que oprimen a la institución de la Iglesia y generan tanto daño".

"Con su silencio quedan sumergidos, ligados y en evidencia sus temores a ser desacreditados y desaprovechar los beneficios que les da el poder, el confort, la reputación y notoriedad frente al pueblo", denuncia Rausch en el texto.

Y continúa: "La mentira y perversidad sofocan el mundo. Mentira de quienes moralmente deberían ser ejemplo y no son más que desperdicios, buscando el propio beneficio, el pan del día y no la levadura de las masas".



Justo José Ilarraz, el cura condenado (La Voz/Archivo).

"Por eso no basta el perdón por estos días (...), ya que hay situaciones que ameritan ejecución efectiva, concreta (...) y hasta ahora la Iglesia ni siquiera ha dejado entrever resultados de investigaciones, siguen en el pedestal sacerdotes representando a Cristo, que eufóricamente condenó hechos que la Iglesia misma protege y resguarda. Una vergüenza", agrega.

Y completa: "Papa Francisco, usted ha manifestado cuidar a los dos extremos de la sociedad: los ancianos y los niños. Pido, y en nombre mío me animo a decir de mucha gente, que vele por la formación e integridad de los niños, mostrando y educando a una Iglesia tibia y mediocre frente a hechos que disgregan la familia cristiana".

"Vamos Francisco, eche manos a la obra. De usted depende. Renuévenos con sentencia firme y concreta", concluye la misiva.

Francisco recibirá el jueves a más de 30 obispos argentinos del norte, litoral y centro del país, que le llevarán sus impresiones sobre "la situación económica y social actual".

Se trata del primer grupo de los más de 100 pastores que entre abril y mayo realizarán la visita "ad limina" al Vaticano, para recorrer los principales organismos de la Santa Sede.

La carta completa: 

Reprensión

El perdón no exime la culpabilidad y reprimenda.

“El mal sofoca el mundo si no se interrumpe con el perdón”. Así  aparece este título en el diario “La Stampa” de la ciudad del Vaticano, y me preguntaba por qué no sumar también al perdón, la “acción”, una acción concreta, solida, solemne contra causas de soborno, de inmoralidad que  oprimen a la Institución de la Iglesia y generan tanto daño. ¿No será que el mal que sofoca el mundo no dependa también de eso?,  de la falta de respuestas hacia miles de personas que se sienten abusadas, estafadas en estos tiempos de tanta corrupción, realidades internas de algunos  consagrados, y que ya nos vemos obligados de calificarlos casi  a todos, ya que con su silencio quedan sumergidos, ligados, en evidencia y consentimientos, en esos silencios sintiendo temores a ser desacreditados y desaprovechar los beneficios otorgados de poderes, de confort, prestigios, reputación y notoriedad frente al pueblo, y así no involucrarse, para no mancharse de faltas, y re quebrantar a los ojos de los fieles el mensaje del Jesús, “permanezcan unidos”. Pero creería yo  que Jesús solicitó una unidad verdadera, frontal y positiva. No apóstoles divididos, fraccionados, como a las internas de la Iglesia se vislumbra, y va adquiriendo mayor notoriedad.

 En el caso de Paraná, al que era prefecto y rector del Seminario, en el que todo se confesaba y confiaba, al formador, con el que se convivía bajo un mismo techo, mismos espacios, cotidianamente, ese cura, consagrado obispo,  hoy los gobierna.

¿Cómo es posible entonces  prometer obediencia  a alguien con quien vos te criaste, conviviste, escuchaste y viste  como actuaron y siguen actuando tras las denuncias de corrupción?

No se podría facilitar ese gobierno si no hay convivencia y pacto de silencio, el silencio que otorga. La mentira y perversidad sofocan el mundo. Mentira de quienes moralmente deberían ser ejemplo, y no son más que desperdicios, desfigurando el rostro de Cristo, buscando el propio beneficio, el pan del día, y no la levadura de las masas, aumentar la fe, de personas sedientas de verdad y justicia. El perdón eleva, si, pero la acción empuja, mueve, renueva, hace germinar nuevos brotes.

Por eso no basta el perdón por estos días, la sociedad lo practica muchas veces, en todas las dimensiones, pero hay situaciones que ameritan tratamientos de no solo el perdón, que es una acción del corazón, de sentimientos, sino de ejecución efectiva, concreta, de pasos obligatorios  de cada Institución. La Iglesia, que se basa según leyes y testimonios bíblicos, sobre el cual pesa más responsabilidad los casos de atropellos y agravios hacia niños:”Pero el que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mi, más le valdría que le colgasen al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al fondo del mar”. Mc. 18,6-7. ¿Aún no les hace ruido este pasaje de la Escritura?

 Hasta ahora la Iglesia ni siquiera ha dejado entrever resultados de  investigaciones, ni siquiera  los ha reducido a estado laical, siguen en el pedestal de sacerdotes, representando al Cristo, que eufóricamente condenó hechos, que la Iglesia misma protege y reguarda, curas y obispos que han escandalizado al mundo entero, y que la mayoría, con su silencio, apañan, una vergüenza.

Papa Francisco, usted ha manifestado cuidar, guardar a los dos extremos de la sociedad, los ancianos y los niños. Pido, y en nombre mío me animo a decir mucha gente, cuide usted la credibilidad de los ancianos, credibilidad que profesaron siempre en las enseñanzas de la Iglesia, y hoy se siente burlados frente, no a los ataques que usted y muchos  refieren, sino al débil y temeroso empeño de erradicar y extirpar aquello que no suma a la religión, sino que hace cuestionar y separa mediante actitudes tibias y de cobardía. Así mismo no velando por la formación e integridad de los niños, violando su inocencia, mostrando y educando una Iglesia tibia, mediocre, frente a hechos que disgregan la familia  cristiana. 

Vamos Francisco, eche manos a la obra, de cambios, de reemplazos,  y va a hacer Usted  aun más pescador de hombres y mujeres esperanzadas para un mundo mejor, más sanos, será generador de calma y paz.

De usted depende. Renuévenos con sentencia firme y concreta.