En concreto, el arancel para la indumentaria y el calzado se reducirán del 35% al 20%; el de las telas pasará del 26% al 18%; y los aranceles sobre los distintos tipos de hilados se ajustarán de un 18% a un 12%, 14% y 16%. De esta manera, los nuevos aranceles son similares a los que existían antes de 2007, corrigiendo una medida adoptada en ese entonces que nunca fue revisada, pese a que se había previsto un análisis posterior.
En términos prácticos, la reducción de estos aranceles tiene un impacto directo en los precios de los productos importados, lo que permitiría una eventual baja de los precios locales.
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